Las sesiones de yoga para niños ayudan a mejorar la concentración, coordinación, equilibrio físico y emocional, así como potenciar sus capacidades intelectuales, imaginativas e intuitivas.
Permiten a los niños estimular su creatividad y capacidad de juego, la confianza en ellos mismos, aumentar su amor incondicional a sí mismo y a los demás.
Tratándose de niños, la motivación es un factor muy importante. Los niños deben sentirse cómodos y relajados. Deben vestirse con ropas holgadas, ligeras, que les permitan hacer cualquier movimiento con comodidad.
Las clases deben ser administradas en un ambiente limpio, tranquilo y ventilado.
Es recomendable que se evite la ingestión de alimentos sólidos dos horas antes de su práctica.
Con los niños, las posiciones hay que ir practicándolas poco a poco. Lo ideal, al principio, es que aprendan a respirar, relajarse, después a concentrarse. Para los niños, el yoga debe ser practicado como si se tratara de un juego.
No hay que exigirles que repitan una postura una y otra vez porque eso puede convertirse en algo muy aburrido para ellos. Es importante variar las posturas y los movimientos despacio y a un ritmo que los pequeños no pierdan la concentración.