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Publicado: 15 de Julio de 2025
Cuando una mascota enferma, cada minuto cuenta. Para quienes han vivido de cerca una situación crítica con su perro o gato, saben que el tiempo de espera puede ser determinante. En muchos casos, actuar rápido con el tratamiento adecuado es la única manera de evitar complicaciones graves o incluso la muerte del animal.
Hoy, sin embargo, algunos profesionales de la salud veterinaria están enfrentando restricciones que dificultan el acceso inmediato a ciertos medicamentos esenciales, como los antibióticos. Esto está generando una preocupación creciente entre cuidadores, clínicas y familias que dependen de respuestas rápidas en situaciones críticas.
No se trata de automedicar. Ni de usar antibióticos sin control. Se trata de permitir que los profesionales puedan ejercer su criterio clínico con rapidez y responsabilidad cuando una infección pone en riesgo la vida de un animal.
En muchas ocasiones, la demora en el inicio del tratamiento puede hacer que una situación tratable se convierta en irreversible. Y lo que está en juego no es una teoría, es la vida de un ser que forma parte de la familia.
Las mascotas no son un accesorio emocional. Son parte de nuestra cotidianidad, de nuestra salud mental, de nuestro vínculo con el mundo. Quienes han tenido un animal enfermo saben que su sufrimiento también afecta profundamente a quienes lo cuidan.
Por eso, en temas de salud animal, el tiempo importa. Y tomar decisiones a tiempo, con apoyo profesional y acceso a los tratamientos necesarios, es un derecho que también debería reconocerse como parte del bienestar general.
En Centro Hope creemos que el cuidado animal también es salud emocional.
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